Tiempo para nosotros.
Una celebración familiar es el último recuerdo que tengo antes del encierro. Cualquiera diría que fue una despedida. Una semana después ya no volvería a salir de casa en casi 60 días.
Los primeros días podría describirlos con emociones y sentimientos de angustia, confusión, miedo, incertidumbre y ansiedad. Había que salir de ese atolladero.
Tenemos dos hijos a los que debíamos transmitir seguridad, unión, fuerza y positivismo, por lo que ese camino no era el más acertado. Fue fácil, lo único que tuvimos que hacer fue salirnos de esa rueda de informaciones y desinformaciones que aparecían en diferentes redes y medios y dedicarnos única y exclusivamente a nosotros. Se puede decir que hemos aprovechado muy bien nuestro tiempo en casa.
Transformamos toda esa negatividad en sentimientos de unión, comprensión, paciencia, esperanza, solidaridad, responsabilidad y mucho amor. Hemos sido felices y seguimos siéndolo, a pesar de todo. Y me quedo con el orgullo de ver que puedo contar con ellos cuando las cosas se ponen feas. Un marido que ha tirado del carro junto a mí y dos adolescentes que han dado la talla sobradamente. Echo de menos muchas cosas, pero sobre todo a mis padres.
Soy fotógrafa de calle pero ahora es tiempo de mirar hacia dentro.