Días extraños

14 de Marzo de 2020. Comienzo, el proyecto personal llamándolo “Quince días de marzo”. Pasan los días, y el Estado de Alarma se extiende más allá de esas dos semanas. Los quince días se convierten en “Días Extraños”. Estamos ante una situación compleja, caminando a través de un territorio cuyo final es dificil de fechar.

Las horas se hacen interminables, el tiempo se dilata. Recorro la casa, y mi mirada se posa en rincones que hasta entonces permanecían invisibles. Cambian las rutinas, los tiempos, nuestras reflexiones, nuestras prioridades. Surge el peor de todos los miedos, el miedo a lo desconocido.

Contemplo estos días extraños como si estuviera viviendo un sueño, del que desconozco cuándo despertaré. Parece todo mentira. Una pesadilla.

Nuestro sistema de vida, sostenido por pilares de barro, por principios artificiales, completamente alejados de la esencia de lo humano, se desmorona bajo nuestros pies. Veo películas para evadirme. Las redes sociales se inundan de ruido que lo envuelve todo.

Paseo todo el día con mi cámara colgada al hombro, como si llevándola conmigo me estuviera envolviendo en ese espacio de realidad que me asegura que la pesadilla no alcanza a devorarme.

Y un día volví a mirar a través de los visillos de la ventana tal como hacía en mi infancia mientras descubría un nuevo mundo ante mis ojos, y me contemplé a mí mismo mientras me preguntaba ¿de qué va esto de la vida? 

Cuando todo esto pase, ¿habremos aprendido algo?

Eduardo A. Ponce

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